Thalia y Kika, no somos mascotas.

Yo soy un mono araña. Cuando llegué a Aluxes me llamaron Isabel y era muy pequeño, tanto que tuvieron que alimentarme con biberones y cuidarme mucho hasta que creciera un poco más.  No recuerdo qué ocurrió con mi familia, pero estuve muy asustado hasta el momento en que pude adaptarme a mi nueva vida.  Cuando dejé de usar el biberón, comencé a descubrir que podía comer muchos frutos y semillas , además de escalar redes y troncos, y que tenía una cola alargada y muy delgada, pero con mucha fuerza.  Algo que nos gusta hacer a los monos araña es mirara fijamente a las personas, dicen que nuestra mirada es muy expresiva, por lo que podemos comunicar varios estados de animo  a través de ella.

 Cuando me empecé a recuperar, y a desarrollarme más, mis amigos de Aluxes se dieron cuenta de que se habían equivocado en mi nombre, pues en realidad yo era un macho y no una hembra como ellos creían, por lo que decidieron llamarme Chabelo.

Cuando fue hora de conocer a otros compañeros, me llevaron a una isla muy bonita donde vivían dos monos araña hembras que se convirtieron en mis amigas casi de inmediato: Kika y Thalía. Déjenme contarles que Thalía fue arrebatada de la naturaleza y vendida como una mascota, de hecho, le ponían vestidos pequeños, le pintaban las uñas y le rodearon el cuello con una cadena.  Mientras Thalía era pequeña no hubo muchos problemas, pero deben saber que los monos araña somos muy territoriales, por lo que cuando ella no identificaba a alguien como de su familia, se volvía muy agresiva. Fue entonces que la abandonaron y llegó, como yo, a Aluxes. Le costó mucho trabajo adaptarse, sobre todo a la comida, pues a ella la habían acostumbrado a comer chatarra y no le gustaban mucho las frutas y las semillas, ¡pero lo logró!  Hoy Thalía es muy feliz y ha adquirido algunos gustos simpáticos, por ejemplo, le encanta subirse a la lancha con la que nuestros cuidadores pueden llegar a visitarnos y no se baja  de ellas hasta que le den una vuelta por la laguna. Es muy divertido verla navegando, tal vez un día lo intente yo.