Lola, la jaguar cautiva que fue mascota.

Me llamo Lola y soy una jaguar, el felino más grande América Latina. Mi especie es amenazada constantemente por el tráfico ilegal, la caza  para obtener nuestra piel y la reproducción con fines comerciales que hacen de algunos de nosotros.  Cuando tenía a penas unos meses de vida fui vendida como mascota a una familia. A esa edad, todos pensaban que era tierna y dócil, jugaba con los niños, estaba dentro de una casa e incluso llegué a posar como modelo para varios anuncios. Sin embargo,  cuando crecí, mis necesidades y comportamientos cambiaron de manera natural, pues ya era una jaguar joven. Esto no le gustó mucho a las personas con las que vivía, por lo que encerraron en una jaula y era maltratada constantemente porque no hacía lo que ellos querían. Esa jaula era un lugar triste y frío en el que nunca me gustó estar.

 

Sin embrago, pasó el tiempo y fui rescatada por unos amigos humanos que me trajeron a Aluxes, un espacio lleno de árboles y con personas que me cuidan y quieren. Me divierto mucho resolviendo los acertijos de mi enriquecimiento, rompiendo piñatas que contienen un delicioso corte de carne, rastreando comida en mi hábitat o degustando una paleta de sangre. Por cierto, una de mis actividades favoritas es abrazar un cojín de yute impregnado con olores que estimulan mis sentidos. Cuando vienen a visitarme, no dejo pasar la oportunidad de observar a las personas a través de mi cristal y de tratar de saludarlos. Si vienes a verme, puedes intentar contar las manchas de mi piel mientras trepo por los árboles o simplemente podemos mirarnos a los ojos. Me encantaría poder verte en Aluxes.

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